lunes, 13 de diciembre de 2010

Neurología, Eduard Punset


"Los domingos por la tarde en la década de 1940 -cuando yo tenía 10 años-, mi padre solía llevarme a la clínica psiquiátrica enclavada en el municipio de Vilaseca de Solcina, gestionada por la Diputación de la provincia de Tarragona. En el manicomio -como se los llamaba entonces-, mi padre cuidaba de las enfermedades ordinarias de los pacientes. De los trastornos mentales, se cuidaban otros.
Inyecciones de trementina y camisas de fuerza para inmovilizar a los pacientes excitados en exceso, mientras que el resto hacía largas colas para someterse a los electroshocks. Eran las últimas terapias que se aplicaban a aquellos cerebros desquiciados. Cada vez que, sesenta años más tarde, conversaba con los neurólogos, los fisiólogos, los psicólogos, los médicos y los estudiosos del cerebro para escribir "El alma está en el cerebro", revivía aquellos recuerdos de la infancia. La mayoría de aquellos enfermos no sabían de dónde venían, dónde estaban ni a dónde iban.
Desde entonces el camino recorrido por la neurociencia no tiene parangón en ninguna otra disciplina. Mi intención al escribir El alma está en el cerebro era, justamente, que mis lectores compartieran conmigo los descubrimientos fascinantes sobre el funcionamiento de este artilugio que llevamos dentro. [...] En Vilaseca ya se sabía entonces que los malos espíritus no eran los responsables -lo siguen siendo en una buena parte del planeta- de los desmanes mentales. Ya no se los exorcizaba. Sabíamos que el mal estaba en el propio cerebro. Que la ansiedad, el estrés, la depresión, la esquizofrenia y hasta la epilepsia eran indicios claros de que el cerebro no funcionaba bien. Durante mucho tiempo de poco sirvió este descubrimiento revolucionario cuyos detalles el lector tendrá oportunidad de ir deshilvanando en las páginas del libro. ¡Conocíamos tan poco sobre los mecanismos del cerebro encerrado dentro del cuerpo!
Cuando se supo que el alma estaba en el cerebro, se descubrieron las bases de la neurobiología moderna: que funcionamos con un cerebro integrado, que guarda lo esencial de nuestros antepasados los reptiles y los primeros mamíferos, junto a la membrana avasalladora del cerebro de los homínidos, y que están integrados pero no revueltos; es decir, que las comunicaciones entre ellos no son necesariamente fluidas y seguras. Gracias a las nuevas tecnologías de resonancia magnética y otras hemos aprendido a identificar dónde fallan esas señales cerebrales y ahora podemos descubrir cómo funciona un cerebro locamente enamorado o las partes que permanecen inhibidas en la persona incapaz de ponerse en el lugar del otro, como les ocurre a los psicópatas.
Si muchos de los enfermos del manicomio de Vilaseca no hubieran muerto, ahora vivirían sin tanto sufrimiento y, tal vez, hasta disfrutarían de horas de sosiego leyendo las páginas de "El alma está en el cerebro"..."

Eduard Punset.



El abogado, economista y comunicador científico escribió en 2006 este artículo. Habla claramente de sus experiencias con la neurología y del tema central de su libro "El alma está en el cerebro". Declara esto porque, tras sus investigaciones, ha descubierto lo importante que es para nuestro funcionamiento cerebral las vivencias que experimentamos. Claro queda que a los años que recuerda sus primeras experiencias con casos clínicos esquizofrénicos y de enfermedades mentales similares.

Explica en su libro de manera fascinante los descubrimientos sobre el tema neurológico, con datos tomados por médicos, neurólogos y entendidos de la neurología. Trata los temas de los descubrimientos actuales y de lo fácil que podría haber sido la curación de las personas si la resonancia magnética hubiese sido descubierta con anterioridad. Ahora se puede saber con aproximada exactitud dónde se genera el problema neurológico y como tratarlo (cirugía, ansiolíticos, etc). Por eso, habla de las técnicas que se utilizaban entonces, inútiles tal vez para él. Habla de su experiencia infantil como eso, recuerdos vagos sin importancia. Lo veía como unos "malos espíritus", como si los transtornos psicológicos que sufrían las personas. Claro que esta que lo veía con sus ojos de niño, que no entendían con claridad.

Así pues, Eduard Punset escribe este libro sobre la neurología, un tema fascinante para conocer nuestra propia "bomba de relojería" que tenemos implantada y nos olvidamos de ella muy a menudo.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Una belleza de lava: el Timanfaya

La isla de Lanzarote, en el archipiélago Canario, es una gran isla producto de la apertura del Océano Atlántico. Emitió toneladas de lava que se enfriaron y dieron resultado a esta isla canaria, y por ello es conocida popularmente por “la isla de los volcanes”. Tiene una extensión de 805 km cuadrados de superficie y su zona más activa, la zona ardiente y peligrosa de la isla, ocupa 50 km cuadrados de la isla: el Timanfaya.
El Parque Nacional de Timanfaya es un parque de origen volcánico con paisaje lunar (llamado así porque su paisaje tiene bastantes parecidos a la superficie de cráteres de la Luna) se ubica en los municipios lanzaroteños de Yaiza y Tinajo. Ha sido producto de una gran erupción acaecida en el siglo XVIII. Es un lugar de importantes erupciones volcánicas, como uno de los lugares más importantes que se han registrado en el vulcanismo mundial. No sólo se debe a la cantidad de materiales que expulsó, sino a su duración: comenzó en septiembre de 1730 y concluyó en abril de 1736. Se cuentan en él más de veinticinco volcanes, entre los que destacan la Montaña de Fuego, Montaña Rajada o la Caldera del Corazoncillo.
Desde la Montaña Rajada (situada a más de 350 m de altura) podríamos contemplan las extensiones de mar volcánico y, a pocos kilómetros, el comienzo del mar. Este recorrido que llevó a cabo la lava hizo que aumentara las dimensiones de las islas, apagándose la lava en las costas y aumentando la playa. Gran parte de lugares fértiles de la isla fueron devorados por ella, agrandando los lugares áridos de la isla.
Las últimas erupciones registradas de Lanzarote fueron en 1824, año en el que tuvieron lugar numerosos movimientos sísmicos que antecedían a la catástrofe que salieron del volcán de Tinguaton. En la actualidad se registran puntos de calor que alcanzan los 100ºC en la superficie y 600ºC a 13 m de profundidad.
Ahora es un lugar absolutamente tranquilo, con una curiosa vegetación compuesta por líquenes adheridos a las rocas volcánicas del Parque, juncos (una especie paradójica, ya que es sabido que pertenecen a un clima húmedo) e higueras. La fauna reseñable pero escasa por sus malas condiciones de vida son el lagarto de Harí y el majorero son los únicos reptiles capaces sobrevivir, alimentándose de insectos y algunas plantas; el conejo y el erizo moruno en los límites del Parque. En cuanto a las aves se puede ver el cuervo, el cernícalo común y el alimoche.
Fue declarado Parque Nacional en 1976, en 1993 la Unesco calificó de Reserva de la Biosfera a toda la isla y también es Zona de Especial Protección para las Aves (1994). Es un importante lugar de visita de la isla por su belleza y sus insólitos parajes. También son reseñables los géisers activados por especialistas del parque y el restaurante con horno natural del volcán (una parrilla instalada en una abertura de la tierra).



Enlaces:

http://es.wikipedia.org/wiki/Timanfaya
http://reddeparquesnacionales.mma.es/parques/timanfaya/index.htm
http://www.lanzarote.com/es/timanfaya/

viernes, 12 de noviembre de 2010

¿Qué es un time-lapse?

Este blog está destinado al tema time-lapse, a esta técnica revolucionaria fotográfica.
Por definición, un time-lapse es una técnica fotográfica en la que aceleramos una secuencia de vídeo o la sucesión rápida de fotografías de un mismo plano.
Esta técnica se utiliza casi siempre para mostrar sucesos de forma más acelerada, para escenas en películas o series o cuando nos encontramos sin vídeo cámara y queremos tomar un vídeo.
A continuación, aquí tenemos un vídeo sobre la producción por Luis Caldevilla, importante productor y editor de time-lapse.